Bajo el Amparo de la Virgen en Córdoba, en una sentida oración por los difuntos
«Bajo tu Amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios». La oración se hizo realidad al contemplar a Nuestra Señora del Amparo por las calles de Córdoba. Las súplicas por los difuntos fueron más insistentes que nunca, elevadas por las víctimas de la Dana en España.
El lazo negro en su paso invitaba a recordar a quienes precisan tanto su protección. La hermandad del Huerto arropó el viernes por la tarde a su titular de gloria en la salida por las calles próximas a su iglesia de San Francisco, en la víspera de los Fieles Difuntos, entre numeroso público.
La sobriedad y la elegancia fueron, como siempre, la nota dominante, con las marchas de la banda de música Tubamirum, de Cañete de las Torres, formación que cumple un cuarto de siglo de existencia y es habitual de los últimos años en esta cita del 1 de noviembre en Córdoba.
Las marchas ‘Bajo tu Amparo’ y ‘Getsemaní’ y, poco después, ‘Ione’ fueron creando, conforme iba anocheciendo, un ambiente íntimo y fúnebre en el giro para entrar en la calle San Francisco y en las calles que vendrían.
La Virgen del Amparo volvió a llevar consuelo a todos los que la encontraron, en ventanas, balcones, portales, aceras y plazas por el itinerario habitual y el paso estuvo guiado por el capataz Luis Miguel Carrión ‘Curro’.
Los claveles blancos, color litúrgico de la jornada, fueron dispuestos en jarras de distintos tamaños y hacían alusión a Todos los Santos y a la pureza de la Madre de Dios.
Rosario del Carmen
Una hora antes, a las cinco de la tarde, se puso en camino Nuestra Señora del Carmen desde su santuario, la iglesia de San Cayetano, en rosario de ánimas por los difuntos para visitar la Real Iglesia de San Pablo, en la que hubo una misa a las siete.
Las voces del coro de la archicofradía del Carmen entonaron con brillantez las tradicionales coplas y cantos carmelitanos mientras se podía apreciar que la Virgen fue sobre una nueva peana rococó y lució en la capa bordada en oro unos vistosos lazos de seda y flores, realizados por Pablo Ruiz Banús.
Especial simbolismo tuvo el gesto en memoria de las víctimas de las inundaciones de Valencia, al llevar un broche con la Virgen de los Desamparados, la Patrona de esa tierra. Este rosario de ánimas se aplicó por todos aquellos que han sufrido la devastación de la Dana en España.
Portó, además, los escudos de las hermandades de la Expiración y del Rocío, que la recibieron en San Pablo. Precisamente en este templo permaneció todo el día en besamanos Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos Coronada, de la Expiración.
Para la ocasión estrenó la Virgen del Rosario un broche de oro rosa con perlitas de río y granate del siglo XIX, un encaje francés realizado en hilo metálico de oro y seda, y unas puñetas de encaje de punto de aguja.
Por la mañana, el Centro fue testigo del rosario matinal de la Virgen de los Ángeles, en el que se visitó la parroquia de San Miguel. También se tuvo muy presentes a los difuntos de la hermandad del Císter de este año y, de manera especial, a los fallecidos y desaparecidos por las lluvias torrenciales.
Se rogó por la recuperación de los damnificados y por todos aquellos que están colaborando en los rescates. La parihuela de la Reina de los Ángeles lució frisos y centro compuestos por hojas de camelia, rosas de pitiminí blancas, nardos y gladiolo. Cantabile interpretó un selecto repertorio de motetes y oraciones que resaltaron la solemnidad de Todos los Santos.
Fue un día intenso también en la parroquia de San Lorenzo, pues Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas permaneció expuesta en besamanos en la capilla de la hermandad de Ánimas de manera ininterrumpida. La Virgen lució su nueva saya en tisú de plata, realizada por Mercedes Castro con antiguos bordados, por el 50 aniversario de su llegada a la cofradía.
Igualmente, en la iglesia de San Andrés se desarrolló el besamanos de la Virgen de la Caridad, de la hermandad del Buen Suceso, que recibió las oraciones de sus devotos.