Atleti de siempre y de nunca
Clasificación copera no sin sufrimiento (1 a 3) frente al Cacereño, con goles postreros. Nada anómalo por otra parte en estos partidos-trampa, en los que tantas veces el pez chico se come al grande. Después, triunfo épico y agónico en el campeonato liguero, con cuatro goles extraordinarios, de De Paul, Lino y doblete del Principito, frente a los tres también buenísimos del Sevilla. Sigue el cambio de tendencia en el juego, que mejora día a día con Barrios y Griezmann, sobresalientes.Y finalmente continúa la racha victoriosa (van ya diez consecutivas) en la Liga de Campeones contra el Slovan Bratislava. Idéntico resultado al de Cáceres, con golazo de Julián Álvarez, que con su clase demuestra que es el mejor fichaje del club en muchos años, y nuevo doblete del, por derecho propio, ídolo galo. El rival era en teoría de los fáciles… de los que históricamente se nos han dado peor. Sin ser un gran partido, se dominó de cabo a rabo y solo cuando los eslovacos redujeron distancias de penalti se encendieron ligeramente las alarmas.Todos los colchoneros queremos el bien del equipo y disfrutamos de sus triunfos como padecemos con sus derrotas. Habrá quien prefiera jugar al contragolpe, al ataque o practicar el ‘catenaccio’. Solo el cainismo patrio puede conseguir que quienes opinen de una forma u otra deban tirarse los trastos a la cabeza. Ya decía Javier Cercas que en España se interpreta la discrepancia como una agresión.Quien esto escribe tiene en un altar al Atleti de Marcel Domingo. Disfruta de las comidas maravillosas organizadas por el gran Ignacio Salcedo, en las que participaban (por desgracia algunos ya han fallecido) otros excelentes jugadores de la época, pero mejores aún como personas, aparte del sempiterno delegado de campo, Carlos Peña, que superados los 80 sigue ejerciendo sus funciones en el Nuevo Metropolitano con la elegancia y señorío que le son propios.Nunca mejor dicho, esas comidas son un alimento fundamental en sus sentimientos rojiblancos. Le transportan de la época antediluviana del viejo Metropolitano de su niñez al Manzanares de su juventud y madurez, donde ningún presidente extemporáneo logró apartarle de la primitiva ‘senda de los elefantes’ de la Avenida de la Reina Victoria que desemboca ahora en la de Luis Aragonés.Las personas pasan y las instituciones permanecen. Por encima de todo el Atleti, mi Atleti, nuestro Atleti.