Aplazada la publicación de las memorias del Rey Juan Carlos

Tras el rosario de nuevas revelaciones íntimas, una portavoz oficial de la editorial anuncia a ‘ABC’: «La salida del libro ha sido desafortunadamente aplazada. No tenemos noticia de la fecha de la próxima publicación».

Oficiosamente, la editorial no renuncia a la publicación de las memorias de Don Juan Carlos, pero prefiere adoptar una postura «reflexiva», sin comentarios, sin explicaciones, limitándose a esperar el momento, la fecha, de la posible y previsible publicación, con un texto quizá matizado o ampliado.

A primeros de septiembre, la editorial filtró estas frases de ‘Reconciliación’: «Mi padre siempre me aconsejó no escribir memorias. Los reyes no se confían a nadie, y menos en público. Sus secretos quedan guardados entre las sombras y los pasillos de los palacios: ¿por qué desobedecer a los consejos de mi padre? ¿Por qué, finalmente, he cambiado de opinión…? Tengo el sentimiento de que me están robando mi propia historia».

La primera edición de ‘Reconciliación’ estaba prácticamente lista para su distribución. El aplazamiento forzosamente indefinido también plantea un pequeño problema, económico: el costo de la primera edición fallida, que Don Juan Carlos y su editorial deberán negociar, con discreción, claro está.

Esta decisión se produce tras el revuelo desatado por la publicación de varias fotos del Rey Juan Carlos con la actriz y vedette Bárbara Rey, así como de audios en los que el monarca realizaba una serie de confesiones a la artista.

Bárbara Rey grabó al soberano en persona y por teléfono, además de fotografiarlo sin su consentimiento, y usó el material para chantajearlo durante años. El Estado cedió y pactó el pago de más de 600 millones de pesetas de la época, según acreditaron las notas del teniente general Emilio Alonso Manglano, director del Cesid desde 1981 y hasta 1995, recogidas en el libro ‘El jefe de los espías’, de los periodistas de ‘ABC’ Javier Chicote y Juan Fernández-Miranda.

El libro también relata cómo, en los primeros años 90, solo dos personas con responsabilidad institucional fueron capaces de decirle a Don Juan Carlos que algo en su conducta estaba fallando. El primero de ellos fue el teniente general Emilio Alonso Manglano; el segundo, el general Sabino Fernández Campo.

Con este último, la relación empezó a torcerse dos años después del nombramiento del militar, del que el monarca llegó a decirle a Manglano que «hablaba demasiado». «Son muchas las personas que me han comentado que cuenta cosas de mí», afirmó.