Alberti, el poeta del compromiso cívico

Alberti, el poeta del compromiso cívico




Los dos le trataron y son voces más que autorizadas para hablar de Rafael Alberti, el poeta gaditano y universal al que se rinde homenaje en Granada, en un congreso que reivindica su figura, conmemora el centenario de su ‘Marinero en tierra’ y rescata a otros autores de la Generación del 27. El análisis de Fanny Rubio y Manuel Francisco Reina es preciso, certero y profundo. Se complementan, se matizan, se puntualizan, confluyen en su amor por el artista, por las letras y su capacidad transformadora.

P: En la inauguración del congreso, su directora, Remedios Sánchez, habló de la vigencia permanente de Alberti. ¿Cómo lo valoran?

Fanny Rubio: La palabra sería normalización. Por fin se ha normalizado su presencia en la cultura española contemporánea. Está ahí, con plenos poderes de todo lo que significa, como reflexión de la poética, como asimilador de toda la tradición anterior, simbolista, vanguardista y tradicional, y luego está esa especie de arpa mental que tiene, que todo lo que todo lo convierte en música.

P: ¿La normalización también implica asumir que Alberti es de todos, como Lorca?

F.R: Alberti es de todos, siempre, pero hay quien no lo ve y no admite su prevalencia. Rechazo siempre va a haber por parte de algunos, menos ilustrados de lo que deberían. Rafael mantuvo siempre la separación de poderes. El poeta es poeta y es patrimonio de todos, la poesía no admite la colonización.

Manuel Francisco Reina: Cuando regresa en la transición dice: «Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta de la concordia·. Eso era una declaración de principios. Fue militante comunista desde 1930, pero tenía muy claro que la democracia estaba por encima y que la cultura tenía que ser un punto de consenso y de encuentro. Aceptó presentarse como diputado, aunque no quería, porque era un poeta por encima de todo, es la prueba evidente de su compromiso cívico. La famosa foto de Alberti con Dolores Ibárruri bajando las escaleras del hemiciclo unió a más gente que muchas campañas y mítines. Fue un adelantado estética e intelectualmente y este congreso por fin lo pone en el lugar donde siempre estuvo, pero de donde lo han tratado de mover. Hay quien dice que se le trató de ‘derechizar’. En las Letras para la Concordia se reunió con Pemán, pero él murió siendo comunista. Cinco días después del 23-F, daba el pregón del Carnaval de Cádiz. Quisieron cancelarlo y dijo que no. Y Pemán, del que había sido enemigo político, bajó a darse un abrazo con él. Se dice que era un poeta social, pero su compromiso era cívico.

F.R: Es un símbolo de la transición, ese momento de bisagra en que se estaba abriendo un mundo nuevo. Y él renuncia a muchas cosas para ser una figura central. Cuando le dan el premio San Fernando de la Academia San Fernando estaba la Reina Sofía allí. Y le dijo: «Esta reina se lleva la flor que las otras no». Mantiene su mirar republicano, pero agradece el gesto.

P: En el cierre del congreso habrá jóvenes leyendo a Alberti, parece una forma brillante de transmitir su legado.

F.R: No hay más remedio que tener a la escuela delante de todos, para que en la escuela nazcan generaciones que saben pensar, dudar, crear, que tienen un concepto de la belleza y del otro. En la escuela tienen que enseñar todo eso.

M.F.R: Es un acierto, porque como todo gran poeta, Alberti no pierde su niño interior nunca. Por eso sus libros conectan tanto con los niños, que son unos lectores insobornables.

F.R: Conecta porque trabaja la poesía breve, el verso, la rima aparentemente fácil y pegadiza. Los niños eligen a Alberti por encima de otros para repetirlo, para preguntar: «¿Por qué, madre, me trajiste?» El por qué es siempre la pregunta del niño.

P: El congreso también se plantea como una reivindicación de otros autores de la Generación del 27. Parece justo, ¿no?

F.R: Los que están en la foto del Ateneo eran íntimos amigos. Rafael tenía una amistad enorme con Federico García Lorca, lo llamaba su primo, pero también con Altolaguirre o con María Zambrano. Ahí había unas figuras centrales, pero todas se querían y se relacionaban.

M.F.R: Hay poetas más directos, como Alberti, que se adelantó a todos reivindicando a Góngora, a Garcilaso, a Becquer. Otros necesitan más reposo. En este momento de inmediatez hay poetas que sí necesitan una lectura más sosegada, como Alexandre. Es un acierto que este congreso los reivindique.

F.R: Aunque después la fama se la llevan Cernuda o Guillén, Rafael desde muy pronto dice que él es nórdico, como homenaje a Gustavo Adolfo. En su obra están la música, el poema de arte menor, la canción, ‘Sobre los ángeles’, el primer libro surrealista en España. También le debe Juan Ramón Jiménez, al que admira mucho.

M.F.R: Otros poetas heredan consignas estéticas e ideológicas de Rafael, lo que luego se llamaría la poesía social, que suele tener caducidad porque nace en un contexto sociopolítico determinado. Mientras que Alberti no, porque siempre tiene en cuenta que la literatura está al margen, aunque a veces se imbrique.

Fuente: www.abc.es