«¡A sacarles todo el jugo!»
La Policía Nacional, en colaboración con la de Perú, ha desbaratado una organización criminal dedicada a realizar estafas en España desde el país andino con ‘vishing’ telefónico: las hacían desde tres ‘call centers’ con 50 equipos situados en los barrios de Los Olivos, Rima y San Martín de Porres, en Lima. Hay 83 personas detenidas (35 en España), por estafa agravada, blanqueo de capitales y organización criminal. Suman 10.500 víctimas detectadas, la mayoría en Madrid (Pinto, Alcobendas, Getafe, Puente de Vallecas, Carabanchel…). También en Barcelona, Vigo, Mallorca y Salamanca. El 3 de diciembre hubo 29 registros (26 aquí).
La operación Avis (por aquello de ‘abuelos’, en catalán, pues parte de las víctimas eran de edad avanzada) echó a andar en junio de 2022, tras cerrarse otra investigación similar. Los agentes del Grupo VII de la UDEF de Madrid detectaron a las dos semanas de finiquitar aquel caso que volvía a actuar una banda esquilmando a clientes de bancos españoles.
Las pesquisas en estos dos años y medio han llevado desmadejar más de 50.000 intentos de estafa y un total de 3 millones de euros defraudados. En la cúspide de la organización estaba Ral Alfredo Alegría Flores, alias ‘Mi Causa’, quien financiaba los tres centros de llamadas y el software con el que los falsos operadores de banca engatusaban a sus objetivos. Con ese programa les contactaban y camuflaban el número entrante (‘spoofing’), para que pareciera el de alguno de los seis bancos más importantes de España.
Contaban con hojas de cálculo con los principales datos, que habían conseguido de manera ilegal, mediante bases de datos. En cada centralita trabajaban unas 15 personas, que, como los ganchos que tenían en España, estaban relacionados entre sí por parentesco o amistad. Llamaban indiscriminadamente en horario local de 7.30 a 14.30 horas. Lo hacían con un guion establecido del que no se salían y seguros de que, aunque los clientes estaban en España, no recelarían de que los comunicantes tuviesen acento suramericano, pues es algo que en nuestro país es habitual.
El líder arengaba de esta manera a sus empleados-estafadores: «Buenas tardes, chicos. Estamos a tres semanas de la Navidad. Poneos las pilas, mentes positivas y siempre con ánimo. Solo los más valientes llegan al final: ¡A sacarles todo el jugo!». Es más, estas personas tenían incluso bonos de puntualidad: «Cero abstención: 100 soles [25 euros]; llegar a la hora exacta, no en la puerta: 115%; para los tardones, el 100%».
A más de 9.000 kilómetros de distancia, hacían llamadas como esta:
—Buenas tardes. ¿Me comunico con Manuel J. P.? Le saluda Carlos, asesor del departamento de Prevención del banco Santander. Tenemos una alertas de seguridad respecto a dos movimientos desde la aplicación por importe de 300 euros.
—Hoy no he hecho ningún movimiento…
—Se han detectado dos extracciones con códigos. Debe buscar en su aplicación ‘sacar dinero con código’.
Y así es como la víctima recibía un SMS de su entidad con la clave de un solo uso para 15 minutos con que sacar dinero del cajero. Esa clave la debía reenviar a la mafia, que contaba en todo momento con un ejército de ganchos por las calles de Madrid, prestos a acercarse a los bancos en cuestión y desplumar a los incautos gracias al PIN.
En cuanto a Mi Causa, recibía en remesas el 80% por ciento del dinero y llevaba un alto tren de vida, con efectivo escondido en su casa y coches de lujo.