Taylor Swift y una isla paradisíaca
Esta misma semana, Taylor Swift ha cerrado su ‘Eras Tour’, la gira de dos años que la ha llevado por todo el planeta y ha generado unos ingresos de 197 millones de euros, cifra jamás vista antes en la industria del pop. Los ‘swifties’ deben de estar entre resacosos y tristones y, quizás por eso, Audible saca este viernes la versión en audiolibro de ‘Taylor Swift, en primera persona’, una recopilación de entrevistas, reflexiones y declaraciones de la estrella reunida por Helen Hunt. Para la versión española, la voz escogida es la de la actriz Ángela Cremonte, a quien hemos visto en ‘Las chichas del cable’ y que también ha publicado un libro al que en su día ella misma puso voz, ‘Todos mienten a la noche’.
Le confieso, de entrada, que yo no he leído nunca un audiolibro (¿los audiolibros se leen o se escuchan?) y que, siendo un crítico de esta casa especializado en música clásica, Taylor Swift me cae un poco lejos. Eso sí, he hecho los deberes y los días previos me he documentado. Lo primero que hice fue ir a Spotify y pinchar su canción más reproducida: dos mil seiscientos millones de veces. Tras recuperarme de la impresión al ver la cifra, acabo escribiendo este texto con su música de fondo, mientras meneo la cabeza al ritmo de esos ritmos pegadizos, lo que me debe convertir en algo así como un ‘swiftie’ de pacotilla por un rato.
«El libro me ha enganchado», asegura, porque la cantante «es un personaje muy valiente, muy especial, con una mezcla entre vulnerabilidad y sensibilidad extrema y mucha tenacidad y mucha fuerza». Al leerla en voz alta, Ángela Cremonte ha optado por simplemente prestar lo mejor de su voz a la figura, sin tratar de interpretarla y, mucho menos, de imitarla: «Taylor Swift solo hay una».
Lo de los audiolibros me genera curiosidad, así que aprovecho para preguntarle sobre cómo es eso de ponerse a leer en voz alta un texto para que otros lo escuchen. Para ella, hacerlo era como un sueño: «Cuando escribí ‘Todos mienten a la noche’ con Planeta, yo sabía que la editorial se estaba metiendo en el mundo de los audiolibros, y yo rezaba porque decidieran que fuese yo quien narrase mi propio libro». Al final lo logró, y descubrió una opción dentro de la profesión de actriz que no existía años atrás. Respecto a actuar en una serie de televisión «hay cierto denominador común, trabajas con la voz y la palabra, pero es diferente, aquí no hay ni imagen ni movimiento. Cuando lees un audiolibro tienes que cuidar más el ritmo y la pronunciación, es otra técnica».
Como el actor de teatro, de cine o de doblaje, el narrador de un audiolibro tiene una enorme responsabilidad hacia el autor: «Una narración quizás no puede arreglar un mal relato, pero puede mejorarlo. Y también lo puede destrozar, claro». «Tiene que estar bien escrito y bien narrado. Si es así, te puedes pegar unos viajazos… Es como antes, cuando se escuchaban historias en la radio por la noche. Tiene una cosa mágica, onírica», dice la actriz.
Hablando de viajazos, el peor de su vida… En fin, fue bastante malo, ciertamente. Fue a «un destino paradisíaco, a Morro do Sao Paulo, una isla maravillosa», pero la cosa se torció. En honor a la verdad, la cosa la torció ella misma: «Al segundo día lo dejé con mi chico». «Fue una muy mala idea», admite. Era una veinteañera, y visto en perspectiva tiene claro que «debería haber esperado al final del viaje, oa después, o directamente no haber ido».
Lo pasaron bastante mal el resto de la semana que les quedaba por delante. Si al menos hubieran tenido un audiolibro o dos a mano… «Ahora somos amigos y nos reímos, pero fue infernal, yo lo hice fatal, podría haberlo mucho mejor. Mea culpa». Le pregunto si llevaban mucho tiempo juntos, y casi la mato de vergüenza: «Llevaba mucho con él, no me hundas más, que de esta no se me rescata», me pide entre risas.