España cae ante Francia y se queda sin margen de error

Comenzó España refugiándose en el físico de Gassama, la de Granollers era un dolor de muelas para la defensa gala y, al concentrar tanta atención, los tiros francos comenzaron a aparecer para la selección. Alguno de ellos entró con suspense, como el de Agulló. La alicantina, que debuta en un Europeo a sus 19 años, vio como el balón botó hasta tres veces antes de atravesar la línea de gol después de ser desviado por la guardameta Glauser.

Mandaba el combinado nacional en el marcador durante los primeros parciales, gracias a las paradas de la madrileña Wiggins pero también con la ayuda de los palos, que para nada estaban ayudando a las francesas. En general, la madera ere enemigo de todo el mundo, pues España también sufrió su presencia en hasta en dos acciones consecutivas. Francia aprovechó la oportunidad y, al contrataque, adelantó a su rival en el electrónico.

En cualquier caso, España estaba respondiendo muy bien a los desafíos que le proponían las galas. So Delgado estaba fantástica, la lisboeta criada en Zaragoza resquebrajaba la defensa rival con sus potentes disparos, hasta siete goles anotó en la primera parte ante la desesperación de Glauser. Al descanso, el marcador señalaba un 10-11 a favor de España, pero sus sensaciones eran de lo más esperanzadoras.

La selección se convirtió en un embudo tras la reanudación, su defensa era de tan alto nivel que Francia sumó más de ocho minutos sin conseguir un gol. Los robos permitían las pupilas de Ambros Martín correr y el electrónico se volvía a cada jugada más favorable para las españolas. Las galas, desesperadas, se excedían en defensa y las sanciones de dos minutos se les acumulaban.

Sin embargo, unas pocas desconexiones desataron a Francia, que necesita muy poco para hacer mucho daño. Comandada por Valentini y tras un buen tanto de Ondono, de la nada, retomó el mando del encuentro. Se esforzaba España por recomponerse pero Sako, portera suplente, se hacía gigante bajo palos. Coatanea, al contrataque, elevó la ventaja gala a tres, la más alta desde el pitido inicial. España, tras mucho remar, claudicó al fin.