Avanza la idea de la concesión territorial en la guerra en Ucrania
La situación en Ucrania ha cambiado significativamente desde que hace dos años su presidente, Volodímir Zelenski, presentara en la cumbre del G20 su plan de 10 puntos para poner fin a la guerra. Entre sus propuestas destacaba «la restauración de la integridad territorial» y la retirada de las fuerzas rusas del territorio de Ucrania.
Más de 1.000 días después del inicio de la invasión rusa, Zelenski ha asegurado que su país «no puede reconocer legalmente ningún territorio ocupado de Ucrania como ruso». «Me refiero a los territorios ocupados por Putin antes de la invasión a gran escala, desde 2014», ha señalado el mandatario ucraniano en una entrevista reciente en la cadena estadounidense Fox News.
Pero al ser preguntado sobre la anexión rusa de la península de Crimea, Zelenski afirmó que Ucrania está «dispuesta a recuperar» la región «por la vía diplomática». «No podemos permitir que decenas de miles de nuestros ciudadanos mueran para que Crimea vuelva a la patria», sentenció.
Dos meses antes de la llegada del magnate neoyorquino Donald Trump a la Casa Blanca, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pisado el acelerador en la entrega de ayuda a Ucrania: ha anunciado un nuevo paquete de asistencia militar de 275 millones de dólares, ha permitido que las tropas de Kiev empleen sus misiles ATACMS de largo alcance en territorio ruso y ha enviado minas antipersona a Ucrania.
Estas decisiones de Biden llegan en un momento en el que están aumentando los avances de Rusia en el frente. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Rusia ha conquistado casi seis veces más territorio ucraniano en 2024 que en 2023.
«El escenario de una posible concesión territorial cada vez se reafirma más», afirma a RTVE.es la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Ruth Ferrero. «No parece que nada de lo que se está enviando a Ucrania vaya a hacer retroceder a las tropas rusas del territorio que tienen ocupado», añade.
Por su parte, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nebrija, Carlos López, destaca que «las perspectivas y las incógnitas que se abren a partir del resultado de las elecciones de Estados Unidos hacen que un escenario con concesiones territoriales se plantee como más realista«, pero cree que «eso no ha sido asumido por el momento en el discurso político del Gobierno ucraniano».
En la misma línea, el politólogo ucraniano Viktor Savkiv recalca que Zelenski «no está centrado en las concesiones territoriales, sino en el cumplimiento de las garantías que se podrían imponer sobre algún acuerdo de paz». «No son las concesiones territoriales en sí, sino los entresijos de un posible pacto de paz«, subraya.
Una mesa de negociación, cada vez más cerca
Tras más de dos años y medio de conflicto, los ucranianos están cada vez más cansados de la guerra. Según las últimas encuestas de la firma Gallup, el apoyo a una paz negociada ha crecido hasta el 52%, comparado con el 27% registrado en 2023. Se trata de la primera vez que esta opción alcanza una mayoría en las encuestas.
Además, otro sondeo realizado por el Instituto de Sociología de Kiev entre septiembre y octubre indica que el 32% de los ucranianos está dispuesto a hacer concesiones territoriales a Rusia para alcanzar la paz, mientras que el 58% se opone a cualquier tipo de cesión de territorio.
El creciente aumento del cansancio por el conflicto llega en un momento en el que Rusia ha logrado sustanciales avances militares en la línea del frente, a pesar de los esfuerzos para frenarlos con la incursión ucraniana en la región rusa de Kursk. La presencia continua desde hace meses de las tropas ucranianas en este territorio se considera un punto clave que puede influir en el resultado de cualquier negociación que se lleve a cabo en el futuro.
«Estamos viendo que, en lo que Rusia piensa que son las últimas fases de este conflicto -porque Trump le va a salvar forzando a Ucrania a ir a una mesa de negociación donde pierda parte de su territorio-, Rusia está echándolo todo para recuperar la parte del territorio ruso que ha ocupado Ucrania porque eso le haría llegar a la mesa de negociación con dificultades porque tendría que intercambiar ese territorio propio«, explica en RNE el director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), José Ignacio Torreblanca.
Para que Ucrania pueda llegar en las mejores condiciones posibles a un acuerdo de paz, Savkiv destaca la necesidad de conservar Kursk. «Es una parte importante porque Rusia se ha autoimpuesto un límite de que no se sentará en la mesa de negociación hasta que no se recupere ese territorio».
Este politólogo ucraniano también asegura que Ucrania debería «persuadir al futuro presidente Trump y a su entorno de que la mejor forma de terminar con esta agresión es respaldar a Ucrania y proporcionarle capacidades suficientes para infligir ya sea una derrota sustancial a Rusia para que tenga que sentarse en la mesa de negociación o que no vea ninguna perspectiva de ganancia en el campo de batalla de continuar el conflicto».
La autorización para usar misiles de largo alcance en Rusia, insuficiente
Durante meses, Biden se ha negado a permitir que Kiev empleara sistemas de misiles tácticos de largo alcance estadounidenses dentro del territorio ruso, en medio de las advertencias de Rusia de que su uso sería cruzar una línea roja. Pero en la recta final de su mandato y con la mirada puesta en la segunda presidencia de Trump, la Administración Biden ha dado un giro en esa política.
Biden ha asegurado a Zelenski que apoyará los esfuerzos de las tropas ucranianas por conservar la pequeña parte de territorio ruso que ocupan actualmente. Los expertos consultados por RTVE.es coinciden en que este cambio de Washington puede ser una forma de ayudar a Kiev a llegar en mejores condiciones a una posible negociación.
A juicio de Ferrero, este movimiento de Biden puede interpretarse de dos formas. «La primera tiene que ver con intentar presionar, escalar la guerra esperando una reacción rusa que cohesione la decisión de los líderes europeos para involucrarse todavía más en la ayuda a Ucrania, previendo que Trump quizás reduzca esa ayuda por parte de Estados Unidos», comenta la profesora de la UCM. «Hay quien dice también que lo que está haciendo Biden es dejarle la pelota en el tejado a Trump de cara a su llegada a la Casa Blanca y de esa manera, impedir que haya una salida abrupta de Washington del conflicto», añade.
Por su parte, Savkiv cree que al no saber qué políticas adoptará Trump en su segundo mandato en lo que se refiere a Ucrania, Biden «intenta en estos últimos dos meses entregar toda la ayuda que tiene autorizada por el Congreso de Estados Unidos porque también ha habido muchos retrasos en la entrega de material militar». «Podría ser una forma de reforzar la posición de Ucrania frente a este peor escenario», concluye.
La incertidumbre por la llegada al poder de Trump
No es ningún secreto que las administraciones de Biden y de Trump tienen opiniones muy divergentes sobre cómo hay que actuar en el futuro en el conflicto en Ucrania. El magnate neoyorquino se ha mostrado escéptico sobre la ayuda estadounidense a Kiev y ha afirmado que presionará tanto a Ucrania como a Rusia para que pongan fin a la guerra.
Durante su campaña electoral, Trump insistió en el que el presidente ruso, Vladímir Putin, nunca habría invadido Ucrania si él hubiera estado en el cargo y reiteró que «podría resolver la guerra en 24 horas», aunque sin detallar cómo.
Su compañero de candidatura, el vicepresidente electo J.D. Vance, también ha criticado abiertamente la ayuda a Ucrania, argumentando que los fondos del Gobierno se gastarían mejor en asuntos internos. Por todo ello, en Kiev y en las capitales europeas existe la preocupación de que Trump desacelere o detenga cualquier apoyo adicional al Ejército ucraniano.
«El problema ahora es que hay una máxima incertidumbre sobre lo que va a pasar. No estoy seguro ni de si Trump sabe lo que va a hacer», asegura Savkiv. «Lo que ha prometido en su campaña electoral es que quiere terminar con el conflicto lo antes posible. Sabemos el qué, pero no sabemos cómo quiere hacerlo», señala.
El profesor de la Universidad de Nebrija recuerda que cuando Rusia inició la invasión de Ucrania en 2022, Trump «dijo aquello de que Putin era un genio y que él tenía que haber hecho lo mismo con México». «Luego dijo que era una especie de broma, pero también ha prometido que en cuanto llegue a la presidencia va a resolver el conflicto de Ucrania en 24 horas. No se sabe muy bien cómo interpretar eso», comenta.
«En general, las perspectivas no son halagüeñas para Ucrania. Lo que cabe suponer es que va a haber como mínimo un descenso en la ayuda que recibe de Estados Unidos o un cambio de posición», asevera.
Los países europeos, con buenas palabras pero sin decisión política para ayudar más
Ahora la Unión Europea se prepara para ese cambio drástico en la política estadounidense que podría suponer el regreso de Trump a la Casa Blanca. Desde el principio de la guerra Estados Unidos ha sido el mayor proveedor de armas a Ucrania.
Tras una reciente reunión en la que participaron diplomáticos de alto rango de Francia, Alemania, Italia y Polonia, los principales países de la UE se han mostrado dispuestos a asumir la carga de la ayuda militar y financiera a Ucrania en el caso de que Washington reduzca su apoyo. Sin embargo, es complicado pensar que la UE pueda llegar a compensar la ayuda que deje de suministrar Estados Unidos.
Desde el inicio de la guerra y hasta finales de junio de este año, Washington entregó o se comprometió a enviar armas y equipos por valor de 55.500 millones de dólares, según el Instituto de Economía Mundial de Kiel.
«La llegada de Trump en enero ha puesto en alerta tanto a la Administración de Biden como a los países europeos (…). Vemos que hay una narrativa de apoyo incondicional a Ucrania, pero no hay realmente una decisión política de fondo de ampliar el tipo de ayuda que necesita Ucrania para reconquistar territorio», indica Ferrero. «No hay un acuerdo de los 27 para reforzar esa cuestión», añade.
Además, López recalca que si Estados Unidos reduce o retira su ayuda a Ucrania, Europa «va a sentir más esa amenaza de Rusia», aunque incide en que «depende a qué tipo de componendas o acuerdos políticos se lleguen».
«En los últimos meses, desde instancias europeas, la posición que se ha sostenido era que al margen de lo que ocurriera en las elecciones de Estados Unidos, Europa no iba a renunciar a su compromiso con Ucrania (…). Si todo esto desapareciera de golpe, cuesta mucho imaginar que Europa pudiera aumentar su compromiso hasta el extremo de sustituir -sin que haya un hundimiento de Ucrania- esa ayuda procedente de Washington», afirma López. «La ayuda de Estados Unidos, tanto financiera como militar, es insustituible«, subraya.