Borja Jiménez brinda en Lima por su amigo Fernando Oliva Murube, fallecido en el accidente de tráfico de La Algaba
El joven fallecido quiso ser torero, perteneció a la escuela taurina de Sevilla-Amate y en la actualidad ejercía como consultor y gestor de fincas agrícolas y ganaderas
Borja Jiménez brindó este domingo al cielo de Lima, donde buscaba reencontrarse con la mirada de su íntimo amigo Fernando Oliva Murube, joven sevillano que unas horas antes había perdido la vida en un accidente de tráfico producido en la autovía A-66, entre los municipios de Santiponce y La Algaba, cuando un conductor que circulaba en sentido contrario se chocó contra el frontal del coche que este joven de 27 años conducía. Junto a él, dos familiares más siguen gravemente heridas.
Esta trágica noticia se conoció horas antes de que Borja Jiménez se enfundase el terno de luces en la plaza de toros de Acho (Lima, Perú), donde haría su confirmación como matador de toros. El diestro de Espartinas brindó al cielo esa primera faena, en la que logró una de las dos orejas con las que saldó su tarde, finalmente a sobre los hombros de la afición peruana. Había un especial vínculo entre Borja y Fernando, quienes compartían aficiones por los toros, la caza y el campo, incluso llegando ambos a cursar estudios de Ingeniería Técnica Agrícola. Mientras que uno siguió con los toros como profesión, el otro ya se había labrado un prestigio como consultor y gestor de fincas agrícolas y ganaderas.
Fernando Oliva Murube se inició en el mundo de los toros como alumno de la escuela taurina de Sevilla-Amate, además de perfeccionar su técnica a través de su amistad con el maestro Emilio Muñoz, con el que habitualmente entrenaba en el Parque de María Luisa. Tras dejar profesionalmente el mundo de los toros, era habitual verlo en los tendidos en las tardes en que toreaba Borja Jiménez, a quien sacó a hombros en su primera puerta grande de Las Ventas en la Feria de Otoño de 2023 y al que seguirá apoyando desde el balconcillo del cielo. Descanse en paz, torero.