Un balonazo de Pedri desató el mal de ojo que persigue a Yéremi Pino desde hace un lustro
Es muy joven, está a punto de cumplir 22 años, pero a Yéremi Pino (Las Palmas, 22 de octubre de 2002) le quedan pocas lágrimas que derramar. Ni en el ojo izquierdo ni en el derecho, que fue el que recibió el fuerte impacto de un balonazo pateado sin querer por su paisano Pedri durante un entrenamiento con la selección española sub-17.
Faltaban dos días para el estreno en el Mundial juvenil celebrado en Brasil a finales de 2019, y el futbolista del Villarreal tuvo que hacer las maletas y regresar a España. Había perdido momentáneamente la vista y tuvo que estar un mes en reposo, sin coger peso ni hacer nada.
Lo pasó muy mal, tuvo que recibir ayuda psicológica y salió del trance. Lo que no imaginaba es que ese día se gestó a su alrededor una especie de extraño y terrible mal de ojo relacionado con las lesiones graves. Propias y ajenas.
La maldición permaneció silente y agazapada durante cuatro años. Hasta que en noviembre de 2023 explotó de la peor manera posible. Se había convertido en pieza fundamental y estrella de su equipo cuando, también en un entrenamiento, sufrió una de las más temidas lesiones: rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.
Confirmado el diagnóstico, Yéremi sabía que se había acabado la temporada para él. Lo que ni él ni nadie se imaginó era la extraña complicación que tendría que afrontar en la recta final de su recuperación. Le detectaron una bacteria, algo a lo que le dio escasa importancia en un primer momento. Pero el asunto se complicó, estuve tres meses tomando antibióticos, trabajando con dolor y teniendo que recorrer todos los días 180 kilómetros (ida y vuelta) para que le pincharan en Valencia.
Finalmente, el pasado mes de julio vio la luz. Hizo la pretemporada con el equipo y comenzó a competir con normalidad. No barruntaba que poco después sufriría un calvario relacionado con la desgracia de otros compañeros de profesión.
Estaba a punto de terminar el primer tiempo del partido de Liga Villarreal-Barcelona disputado el pasado 22 de septiembre, cuando Ter Stegen, portero azulgrana, intenta atrapar un balón por alto y cae mal. Resultado: rotura del tendón rotuliano de la rodilla derecha.
Junto a él, en esa jugada fatal, Yéremi Pino. El canario, testigo directo de lo sucedido, se derrumbó al ver retirarse en camilla al guardameta alemán y conociendo de primera mano la gravedad de una lesión de rodilla.
«Cuando cae al suelo, empieza como a tener mareos y se queja de la espalda, nadie se fijó en la rodilla, pero de repente se mira la pierna y tenía la rótula fuera, nos pusimos todos las manos en la cabeza y comenzamos a pedir ayuda, fue muy complicado de ver», relató el futbolista canario.
Y a continuación hizo una desgarradora confesión: «Me vi involucrado en la jugada, no quise hacerle de forma intencionada daño, fue un cúmulo de cosas, no pude controlar los sentimientos y rompí a llorar. Estuve cinco minutos jugando y llorando».
Apenas dos semanas más tarde, nuevo drama de repercusión mundial. Sucedió este sábado en el Santiago Bernabéu durante la visita liguera del Villarreal al Real Madrid. Expiraba el partido en el minuto 94, cuando un lance fortuito en la banda derecha del conjunto local acabó de la peor manera posible.
Yéremi Pino y Carvajal pugnan por el balón, el jugador amarillo toca la pelota con el exterior de la bota derecha y ello provoca que el lateral blanco dé una patada al aire que acaba impactando en el cuerpo del propio Pino.
El choque es duro, la pierna de Carvajal se dobla de forma antinatural y sobreviene la lesión. Otra grave lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.
Yéremi Pino acusó este nuevo golpe de aciaga fortuna. Tanto su entrenador, Marcelino, como varios compañeros desvelaron que acabó muy afectado y que incluso entró llorando en el vestuario visitante del Bernabéu. Y es que, además de la reiteración en la desgracia, el caso de Carvajal aúna un componente especial. Ambos han coincidido en la selección española y por eso antes del partido se habían saludado y citado para ponerse a las órdenes de Luis de la Fuente en la concentración de este lunes en la Ciudad Deportiva de Las Rozas (Madrid).
Tampoco ayudó a Pino el gesto de Bellingham sobre el césped minutos después del percance, afeándole la acción fortuita que derivó en la lesión de Carvajal. Con todo, el joven delantero intentó sobreponerse, se olvidó del mal de ojo que le acompaña desde hace un lustro y le envió un cariñoso mensaje de ánimo a su capitán de selección.
«¡Mucho ánimo capitán! No sabes cuánto te admiro y espero con ansias tu vuelta, amigo».