Investigadores confirman que «ninguno de los cinco acusados» se desvinculó de la agresión hasta que Samuel cayó desplomado
Un minucioso análisis de la vestimenta y de los movimientos de los participantes en el linchamiento de Samuel Luiz permitió a los investigadores de la Policía Nacional ubicar, sin género de dudas, a los cinco acusados por el crimen del enfermero coruñés. Pese a la mala calidad de las imágenes, los agentes realizaron un exhaustivo trabajo que este lunes explicaron a los integrantes del jurado popular encargados de juzgarla muerte. Lo hicieron segundo a segundo, fotograma a fotograma. Las conclusiones de este arduo trabajo son varias y apuntan directamente al grupo de procesados. El agente a cargo de estas pesquisas dejó claro, a preguntas de la Fiscalía, que ninguno de los cinco señalados se desvinculó de la agresión, ni volvió sobre sus pasos pese al avance de la misma. Es más, en el único momento en el que Samuel se separa de ellos y avanza unos metros ayudado por los dos jóvenes senegaleses, la turba inicia una carrera para darles alcance y acabar rematándolo en el suelo.
Entre medias, el efectivo reveló la crueldad con la que el grupo actuó. Y lo hizo personalizando algunos de los golpes que Samuel recibió. Después de que Catherine Silva tratase de frenar la pelea, en un primer momento, y de que después echase a un lado a la amiga de la víctima, los hechos se suceden con extrema rapidez y brutalidad. «Diego lo esquiva (a un amigo que trató de bloquearlo) y se lanza a Samuel y Lina, primera agresión. Ninguno de ellos presenta dificultad para subir por la grada. Alejandro Freire ‘Llumba’ tira al suelo a Samuel por sorpresa. Kaio se dirige a la carrera a la zona de agresión, va con mucha fuerza, pega un salto y lanza una patada hacia donde se incorpora Samuel», encadenó el agente mientras el visionado del crimen avanzaba. Durante varios minutos y hasta que los dos ciudadanos senegaleses aparecen en escena, nadie socorre a Samuel, que trata de recomponerse en un par de ocasiones de la lluvia de golpes. La virulencia con la que el grupo actuó implicó que algunos de los ahora sentandos en el banquillo saliesen «rebotados» del núcleo de le agresión. Sucedió con Alejandro Míguez, por ejemplo, el mismo acusado que declaró hace unas semanas ante el tribunal que él se había descolgado del tumulto y que lo había visto todo «de lejos».
La reconstrucción de las imágenes con la ayuda del investigador tampoco deja en buen lugar a Catherine Silva, que mantuvo que ella se había quedado bajo un árbol en el punto de inicio de la agresión. El agente sostiene que todo avanzaron varios metros detrás de Samuel, hasta abandonarlo ya moribundo a pie de acera. Como prueba de ello no solo mostraron los fotogramas de la pelea, sino imágenes de los minutos posteriores, donde se ve a los acusados caminando por la calle sin despegar su mirada del lugar en el que habían dejado a la víctima. Después hay un punto «en el que se disgregan». Unos se suben a un taxi y otros siguen caminando.
La técnica para señalar a los implicados se basó, según indicaciones del efectivo a preguntas de las defensas, en el visionado de las cámaras de seguridad que grabaron el linchamiento, que a su vez cruzaron con las declaraciones de los testigos de aquella madrugada. Los abogados de los acusados intentaron sembrar la duda sobre la identificación de los sospechosos, amparándose en la escasa calidad de las grabaciones. «Cuando hacemos un visionado así, tenemos que ver los gestos y todo lo que podemos apreciar, como el volumen de las chaquetas» defendió el policía sobre su labor.
Fotografías «con el gesto de cortar el cuello»
Igual de revelador resultó, en las declaraciones de esta jornada, el resultado de los volcados de los móviles de los implicados. Sobre Diego Montaña, se confirma un movimiento físico esa noche, un desplazamiento desde la zona, y también consultas seguidas a periódicos locales. También figuran llamadas con todos los implicados, entre el propio día 3 de julio y el día 5. Sobre las conversaciones directamente vinculadas con los hechos, con uno de los menores condenados el menor dice que «todo borrado» y Diego responde «bah, espero que no pase nada». En el móvil de Montaña los policías también descubrieron fotografías del joven con armas de distintos tipo, con un arma táser, con un pasamontañas y con un machete de grandes dimensiones. En algunas de ellas sale abrazando a su novia Kati. En otras hace un gesto «como cortando un cuello». Ella también se colocó el pasamontañas y se fotografió con un machete en una mano y el puño cerrado en la otra.