Explorando las profundidades del miedo, el origen de ‘La leyenda de Sleepy Hollow’

Explorando las profundidades del miedo, el origen de ‘La leyenda de Sleepy Hollow’




En 1798, la fiebre amarilla había alcanzado la categoría de epidemia en Nueva York. Poco se sabía entonces de la transmisión de esta enfermedad, pero mató a 5.000 personas de Filadelfia en un solo año e iba camino de causar los mismos estragos en este Estado. El pánico comenzó a expandirse y todo aquel que tenía medios económicos empezó a huir. Así fue como Washington Irving, que por aquel entonces tenía 15 años, llegó a Tarry Town, una villa ubicada al norte de Nueva York, en el valle del río Hudson, a tiro de piedra del pequeño asentamiento holandés que ahora recibe el nombre de Sleepy Hollow.

El biógrafo de Irving Brian Jay Jones señala que el escritor quedó profundamente impactado por la belleza de los parajes naturales de la zona (años más tarde, tras su labor como embajador en España, compró una granja, Sunnyside, hoy su casa museo) y por las leyendas de fantasmas. No está claro si la historia del jinete sin cabeza ya existía por aquel entonces, lo que sí lo está es que el relato de Irving la encumbró a categoría de mito y que quedó instaurada como el cuento estrella de Halloween, festividad que, por cierto, no existía por aquel entonces.

Antonio Lorente, cuyo trabajo también ha acompañado las primeras versiones de ‘Ana la de Tejas Verdes’, ‘Tom Sawyer’ o ‘Mujercitas’ ha ilustrado el texto original en un volumen de Edelvives. «Llevaba tiempo que quería dar un giro en la temática de los clásicos. Después de varios años ilustrando historias más edulcoradas, me sedujo la oportunidad de oscurecer la temática y me sumergí en esta maravillosa historia que siempre me atrajo desde niño. Conocía la versión de Tim Burton, pero poco tiene que ver con el relato de Irving… Por eso vi interesante respetar el texto y centrarme en dar una visión contemporánea con mis personajes tan característicos», explica.

Adrien Brody e Ichabod

Uno de los que más llaman la atención es sin duda el protagonista, Ichabod Crane, que bajo el pincel de este ilustrador toma la sorprendente apariencia de Adrien Brody. «A la gente le ha chocado mucho que no utilizase a Johnny Deep para el personaje principal. Y es precisamente por el imaginario de Burton. Pero el relato original describe a un personaje larguirucho, anguloso, con grandes orejas y nariz puntiaguda. Cuando lo leí no podía quitarme de la cabeza a Adrien Brody. Así que decidí pedirle su alma prestada para este proyecto. Luego empecé a investigar y vi algunas fotografías del personaje real en el que se había inspirado el propio Irving».

Efectivamente, Ichabod Crane existió en la vida real. Se alistó en la Infantería de Marina en 1809 y estuvo destinado en Fort Pike (Nueva York), a orillas del lago Ontario, donde también se encontraba Irving, durante la guerra de 1812 contra los británicos. Sobre la procedencia de la leyenda del jinete sin cabeza se ciernen más dudas (algunos apuntan que Alemania, otros Irlanda…), pero Irving se encargó de imprimirle también reminiscencias bélicas, ya que el relato apunta que se trata de un jinete mercenario de Hesse que perdió la cabeza por una bala de cañón durante la Guerra de Independencia.

Del mismo modo, Elizabeth L. Bradley, vicepresidenta de Programas y Participación en el Valle Histórico de Hudson y autora del prólogo de una reciente reedición de ‘La leyenda de Sleepy Hollow’, es autora de la teoría, publicada en la revista ‘Smithsonian’, de que la epidemia de fiebre amarilla inspiró a Irving. Se basa en que toda la comunidad de Sleepy Hollow parece vivir en una especie de letargo (la traducción literal es ‘hondonada soñolienta’), como si estuviera infectada por un conjuro.

El caldo de cultivo perfecto para las visiones de seres extraños. «Las fábulas y supersticiones arraigan mejor en esta clase de asentamientos aislados y antiguos, mientras que la inquieta turbamulta que ocupa la mayor parte del territorio de nuestro país tiende a pisotearlas«, escribe de sus habitantes. El narrador de Irving, Diedrich Knickerbocker, lo describe como un lugar donde el aire mismo está impregnado de sueños y fantasías que afectan tanto a nativos como a recién llegados.

«El personaje de Ichabod desestabiliza al pueblo. Es como el forastero que viene a quitarnos ‘lo nuestro’. Ese miedo a lo desconocido que va en la naturaleza del ser humano, sobretodo en lugares en los que el progreso no ha llegado. Yo creo que Irving podría estar reflexionando sobre la naturaleza humana de aferrarse a la tradición y la resistencia al cambio, incluso cuando el mundo está en constante evolución», señala Lorente.

Durante su investigación para este trabajo, el ilustrador encontró sorprendentes similitudes con cualquier aldea, pueblo o pequeños entornos rurales de cualquier rincón de España de hace más de un siglo. Según él, los escenarios de miedos, tradiciones arraigadas y el rechazo al forastero se asemejan asombrosamente. «No nos diferenciábamos en prácticamente nada con la sociedad que habitó un día Sleepy Hollow», sentencia.

Fundido a negro

El miedo aumenta y se expande en esta fábula a sus anchas. «Va creciendo en el relato como la propia psicología del miedo. Empieza de una manera muy calmada y va ‘in crescendo’ hasta el pánico. El color que he utilizado en este álbum ilustrado funciona como el propio miedo. Comienzo con color café y termino con tinta de calamar. Si abres el libro, los colores claros y calmados invaden las primeras páginas para fundirse en el completo negro. La última es un amanecer. Una metáfora de la calma que siempre viene después de momentos malos», aprecia Lorente.

De hecho, el ilustrador ha dibujado dos tipos de jinete sin cabeza. El del principio es creado por la imaginación de los que hablan de él. Por eso lo forma el bosque. Las ramas y raíces de los árboles van creando el espectro. Y luego está el del final, que persigue a Ichabod. «Aquí ya se puede ver más real, y su propia capa no te deja ver si se trata de una persona decapitada o si quiere simularlo», indica.

El hecho de que el protagonista se desvanezca misteriosamente después de la batida, ofrece pues una especie de «vacunación simbólica», que deja atrás el contagio y la superstición, de acuerdo con Bradley. Mientras, Lorente cree «que en la historia se habla de dos fantasmas. El del caballero sin cabeza y el del propio Crane. Ichabod Crane desaparece sin dejar rastro, como si fuera uno de ellos».

Fuente: www.abc.es