«El día que deje de haber vacas, Asturias dejará de ser verde»

«El día que deje de haber vacas, Asturias dejará de ser verde»





Las historias de mujeres estrechamente vinculadas a su tierra, de donde ponen en valor sus productos típicos y su puesta en plato a través de recetas tradicionales con un toque innovador, fueron el plato fuerte en la última jornada de Féminas.Nuevas perspectivas gastronómicas, con aromas y combinaciones de productos sugerentes que clausuraron el IV Congreso Internacional de Gastronomía, Mujeres y Reto Demográfico , celebrado en el Palacio de Figueras, sobre la ría del Eo. Un evento donde, además de manjares, las protagonistas tuvieron ocasión de reivindicar el mundo rural . Medidas concretas como facilitar la comercialización de los productos locales de las pequeñas explotaciones para la alta cocina y permitir, de esa forma, que dejen de vaciarse los pueblos y las tradiciones.Noticias Relacionadas estandar No Industria culinaria Ferran Adrià alerta: «Las empresas de alimentación ganan mucho dinero y deberían devolver algo» Adrián Delgado estandar No Enfada a quienes intentan hacerla La receta de chocolate más difícil de Oriol Balaguer Adrián DelgadoA modo de conclusión de estas tres jornadas celebradas en el occidente de Asturias, tres mujeres debatieron algunos de los asuntos que ocuparon parte de las conferencias en una mesa redonda, tales como las dificultades a las que se enfrenta el sector ganadero y la innovación que se está llevando a cabo en el sector, a pesar de los mantras que suelen asociarse a esta labor. Porque, como dejaron claro las ponentes, la digitalización está a la orden del día en la ganadería, como en cualquier otra empresa, y las condiciones han mejorado a pesar de que la falta de mano de obra sigue siendo el principal obstáculo para proyectar un futuro prometedor al sector.Una labor, la ganadera, que permite « mantener la cultura rural heredada de nuestros antepasados » y el «arraigo», como destacó Tatiana Álvarez, administrativa de profesión que decidió, tras una década en la oficina, emprender con su marido en el negocio de la ganadería y formar Ca Mamina, dedicada a la cría de ganado de razas autóctonas asturianas. Un modelo de negocio centrado en la calidad, que les permite competir con otras grandes explotaciones a pesar de tener menos reses.Una lucha por la rentabilidad que les permite vivir donde quieren, en el rural y en el que hay un claro denominador común : el trabajo duro como fórmula para sacar adelante una explotación ganadera. «No tiene misterio», señala Marta Pérez, fundadora de la ganadería Casa Flora, una dedicación que se extiende a los 365 días del año, añade, ya que a pesar de la incorporación de maquinaria y la digitalización, la cercanía con los animales -indispensable en su trabajo- «no la puede sustituir ninguna máquina». Y el tiempo le da la razón, pues tras cuatro décadas de esfuerzo, su empresa pasó de contar con algunas vacas a más de 500 reses en instalaciones completamente modernizadas.Dificultades para el sectorUn trabajo que requiere de compromiso pero que supone un «privilegio» para aquellos que lo disfrutan y les permite vivir en el campo, como afirma Mari Cruz Fernández, que fundó con su hermano la ganadería San Martín. «Ahora estoy al 50% en la empresa porque estoy a nada de jubilarme, aunque me gustaría ser más joven para seguir un poco más«, indica la ganadera, que no pasa por alto los obstáculos que dificultan la viabilidad del sector, como la falta de relevo generacional, las dificultades de desplazamiento, la excesiva burocracia -«pasamos más tiempo rellenando papeles que atendiendo a los animales», apostilla María- o el bajo precio de la leche . Problemas a los que se añade el cada vez más acusado desconocimiento sobre el funcionamiento de las granjas, que las ponentes señalan en el caso de los más pequeños, sorprendidos ante hechos como que las vacas se ordeñen con máquinas o incluso de dónde viene la propia leche. « Se piensan que estamos en la edad de bronce », añade Mari Cruz. Un trabajo que, cómo destacó Tatiana, debe realizarse desde edades tempranas, «enseñando el valor» de esta labor y las tradiciones, que todavía se imparte en escuelas rurales como a la que ella acudió de niña. Un factor al que se suma también la desaparición de formaciones gratuitas que antes impartían desde las cooperativas agroalimentarias para los jóvenes, ya que ahora son ellas las que tienen que formarles desde cero en muchas ocasiones.Futuro inciertoAunque las emprendedoras evitan caer en el pesimismo, lo cierto es que las dificultades ancladas en el sector y su difícil acometida deja entrever un horizonte nublado para el sector ganadero. Si bien, la presencia de grandes explotaciones como la de Marta permite que se forme comunidad , asentando, entre otros, «al lechero, al que trae y produce el pienso o al que arregla las máquinas», indica, la falta de relevo generacional es un problema mayúsculo.Un proyecto de vida que requiere de « una inversión muy fuerte », como afirma Mari Cruz, que difícilmente puede sostenerse sin trabajadores, por mucho que suba el precio de la leche. «Una ganadería que se cierra es una ganadería que no vuelve a abrirse jamás», indica Marta, con 40 años de experiencia en el sector, a la que le cuesta imaginarse Asturias sin este sector fundamental, «porque todo el mundo come» y «hay que producir aquí» para evitar shocks como el que vivimos durante la pandemia y con la guerra de Ucrania. « El día que deje de haber vacas, Asturias dejará de ser verde », sentencia Marta.

Fuente: www.abc.es