«Red Bandit», campeón absoluto de la Middle Sea Race
El Maxi hongkonés de 100 pies (30,48 metros) Scallywag 100 fue el primero en cruzar la línea de meta y el TP52 alemán Red Bandit se proclamó campeón absoluto.
La competición oceánica es la disciplina más dura de la vela. Es difícil, impredecible y somete a una inmensa presión a las tripulaciones. Pero cuando añade unas condiciones tan duras como las que presentó la 45ª edición de la Rolex Middle Sea Race, exige además dosis extra de perseverancia, resiliencia, preparación y adaptabilidad; lleva al límite a cada regatista como individuo y a cada tripulación como colectivo.
Rolex colabora con la regata y su organizador, el Royal Malta Yacht Club (RMYC), desde 2002 como parte de un compromiso con el mundo de la vela que se remonta casi siete décadas, contribuyendo al aumento gradual de la flota tanto en cantidad como en calidad. Este año, 112 barcos de 29 nacionalidades partieron del espectacular Grand Harbour de La Valeta bajo el ensordecedor sonido de los cañones de Salutting Battery. El objetivo: completar el circuito de 606 millas náuticas alrededor de Sicilia, todo un referente entre los mejores recorridos oceánicos del mundo.
Red Bandit, cantera oceánica
El premio absoluto de la Rolex Middle Sea Race reconoce al mejor resultado en tiempo compensado IRC. Es un honor al que aspiran literalmente todos los participantes pero que logra el equipo que haya conseguido completar el recorrido al máximo de su rendimiento. En la 45 edición correspondió al Red Bandit, un TP52 de bandera alemana. Liderado por el patrón Carl-Peter Forster, consta de una tripulación compuesta por dos profesionales y 11 jóvenes regatistas de vela ligera que participan en el programa diseñado por el armador para formar a los regatistas oceánicos del mañana.
Para Forster, el éxito fue la recompensa al compromiso que ha supuesto esta iniciativa: «Ganar la Rolex Middle Sea Race es un sueño. Es un poco irreal y lo será durante un tiempo. Cuando la tripulación empezó este proyecto tenía muy pocos conocimientos de navegación oceánica o de grandes barcos. Hemos avanzado mucho en los últimos tres años y todo el mundo ha aprendido a navegar con esta delicada máquina. Un TP52 es muy difícil de manejar tanto con viento fuerte como con brisa ligera. No puedes apartar los ojos de los instrumentos ni un segundo».
La tripulación tuvo que enfrentarse a una primera noche en el mar brutal. En el tramo a lo largo de la costa este de Sicilia, desde Capo Passero hasta el estrecho de Messina, y con el imponente volcán Etna iluminando el cielo nocturno, la flota se vio asediada por violentas tormentas que provocaron la retirada de una treintena de embarcaciones. Doce meses antes, el Red Bandit tuvo que retirarse tras sufrir daños en una situación similar. En esta ocasión, el barco demostró ser más robusto y la tripulación dio una lección de marinería para lograr el mejor tiempo compensado de toda la flota, alzar el Rolex Middle Sea Race Trophy y recibir el Rolex conmemorativo de su hazaña.
La magia de Juan Vila
La victoria en tiempo real premia la velocidad pura. Es un honor por el que pujan los monocascos más rápidos y potentes de la flota. Al frente en esta ocasión se encontraban dos imponentes Maxis de 100 pies (30,48 metros), el Scallywag 100 y el Black Jack 100, junto con el Lucky de 88 pies (27 metros), que bajo su anterior nombre, Rambler 88, ganó la regata en cinco ocasiones.
La épica batalla por la victoria en tiempo real mostró un emocionante pulso entre Scallywag 100 y Black Jack 100, que se alternaron al frente de la carga en un agotador match-race a lo largo de todo el recorrido. El momento clave llegó al doblar Lampedusa, una de las últimas encrucijadas de la regata, cuando el navegante español del Scallywag 100, Juan Vila, sugirió dirigirse hacia una nube para ganar un mejor ángulo. Un riesgo calculado que les permitió superar a su rival, liderar la aproximación final a Malta y lograr la ansiada victoria con un tiempo de dos días, 21 horas, 33 minutos y 29 segundos.
Vila relativizó el mérito de su decisión: «Si hubiéramos estado solos, seguramente habríamos hecho lo que hizo Black Jack, aunque obviamente yendo por detrás es más fácil». Pero la tripulación apuntó al barcelonés como héroe de esta hazaña, como destacó Pete Cumming: «Antes de rodear la isla, Juan subió a cubierta y dijo: ‘hay una nube al sur, en la otra orilla. Vamos a atravesarla antes de virar’. Nunca se navega entre nubes. Lo hicimos, nos mojamos mucho, pero funcionó. Nunca había visto nada igual». David Witt, patrón del coloso hongkonés, resumió: «Cuando Juan Vila dice algo así, haces lo que dice».
El título supuso una inmensa satisfacción el equipo después de la devastación que supuso abandonar la Rolex Sydney Hobart Yacht Race del año pasado tras la rotura de su bauprés. Witt reconoció el mérito conjunto: «Es una de las regatas más duras que he hecho en un 100 pies. Ha sido un enorme esfuerzo en equipo. Estoy muy orgulloso de toda la tripulación, no hemos cometido ni un error».
Otros héroes
Pero el éxito en la Rolex Middle Sea Race no se define únicamente por la victoria. Completar su recorrido es un desafío en sí mismo, y la mayoría de sus participantes se enfrentan a un mínimo de cinco noches en el mar con la constante amenaza de daños en el barco. Las tripulaciones se las arreglan con recursos limitados y recurren a turnos de guardia para intentar garantizar el descanso en un entorno extenuante. Para nadie es más ingente que para las tripulaciones a dos, como los checos Milan Kolacek y Milan Tomek, que ganaron su categoría a bordo del Marina 21, de sólo 36 pies (10,97 m) de eslora. Tras considerar la posibilidad de retirarse, perseveraron para imponerse en su primera regata oceánica como dúo. Su fortaleza mental resume el espíritu de los competidores no profesionales: «La regata fue agotadora. En un momento dado pensamos en retirarnos, estábamos cansados y habíamos roto la mayor. Valoramos volver a La Valeta. Pero tomamos la decisión de continuar, primero para llegar a Sicilia, reparar la vela mayor y luego ver dónde estábamos en la clasificación. No nos gusta rendirnos».
Esa superación de la adversidad en equipo es el rasgo que definió a la Rolex Middle Sea Race 2024. Resume el intrépido espíritu humano común a otras regatas oceánicas del dosier de vela Rolex, como la Rolex Fastnet Race (que cumplirá cien años en julio de 2025) o la Rolex Sydney Hobart (cuya edición número 79 partirá de la bahía de Sídney el próximo 26 de diciembre).