Cirque du Soleil enamora en Gran Canaria con su gran estreno europeo

Arropado por miles de personas, el gran estreno de Bazzar ha vuelto a recordar porque Cirque du Soleil siempre es bienvenido en la isla, que ha demostrado que ama al circo canadiense y que se emociona una vez más con una llegada muy esperada. Tras la cancelación de su gira en Canarias por la pandemia, la entidad circense salda su deuda con la isla, que la ha abrazado con todo su calor en un estreno lleno de emociones.

Unos 60 contenedores contienen la magia Bazzar, y han viajado desde la otra orilla del Atlántico para en apenas una semana montar un universo vibrante y único, donde destaca su gran carpa que hasta enero será parte del horizonte de Maspalomas. Un ir y venir de motos eléctricas, patinetes y bicicletas han llenado de vida este espacio al que llegan desbordantes de energía los artistas y miembros el staff, que tienen en el sur de la isla un nuevo hogar para una gran familia de 28 países diferentes. Así lo ha explicado a ABC la responsable de vestuario, Carla Poblete, de Chile, que empezó en la pintura y se especializó en vestuario, hasta que su sueño de niña le tocó a la puerta. Cuando Cirque du Soleil llegó a su ciudad, la contrataron como local para ayudar en tareas de costura. Hoy ya lleva más de año y medio con su ‘gran familia’ internacional.

Rodeada de telas, pelucas, hilos y máquinas de coser, Carla diseña joyas, tiene su propia marca y dirige al equipo que viste a Bazzar. Todo viene medido y pautado, pero aún así, sus máquinas de coser no paran nunca. «Trabajar con ellos era mi sueño de niña, y sin esperarlo se hizo realidad», celebra.

Carla sonríe a Martina Trombetta, de Italia, se maquilla. Cada artista aprende a hacerlo en la central en Montreal, aunque todo el material está en los roperos más curiosos de Cirque du Soleil, donde no faltan colores, brillos y adornos de todo tipo para caracterizar a cada uno de los personajes. Martina trabajaba como azafata en una aerolínea, y aunque sigue diciendo que su casa está en Dubai, hace ya más de un año que vive un sueño. «Todos los que estamos aquí estamos trabajando, pero mira qué trabajo», bromea, mientras señala a quienes ya considera sus ‘hermanos’, «este espectáculo en concreto, donde somos menos, se siente como estar en casa, en familia. Ella, acróbata de suspensión capilar, se cuelga a varios metros del suelo para cortar el aliento de miles de personas. «Siempre quise dedicarme al pole pero si me dicen que iba a acabar de artista en el Cirque du Soleil… no les hubiera creído».

Desde lavadoras, baños, gimnasio, carpa de entrenamiento… Cirque du Soleil es un mundo propio dentro y fuera del escenario, con 35 artistas y un equipo de más de 80 personas de 28 nacionalidades. «Cocinar para tantos países y culturas diferentes no es fácil, pero hay cosas que gustan a todos», bromea Arturo Hernández, de México, mientras prepara comida cubana, que afirma que es un éxito asegurado. La cocina de Bazzar se adapta a una familia algo peculiar y muy internacional, con propuestas vegetarianas, veganas, respetuosas con las costumbres y siempre variada. Los productos los compran todos en la isla, y al equipo de Cirque se suman los locales para aportar el sabor canario a un «restaurante» fuera de lo común.

No solo el equipo está atendido en ‘casa’, también el visitante. Henrique Santana se encarga de la experiencia del cliente, que en cada destino es diferente. «Gran Canaria se presta al aire libre, a aprovechar los espacios abiertos, y por eso hemos organizado una experiencia totalmente diferente para Bazzar». Terrazas, mesas compartidas, y una instalación pensada para disfrutar del verano eterno de Maspalomas, asegura, mientras se declara encantado de estar en la isla, con un clima y un ambiente que les enamora.

Lester Paredes, de Venezuela, ya había estado antes en la isla. Este músico polifacético de Cirque du Soleil lleva siete años con esta formación, sorprendiendo al público en el escenario tocando desde un saxofón a una guitarra española, una flauta travesera, una guitarra eléctrica… Junto a sus otros dos compañeros y una cantante, ellos son la música, y los encargados de dar al espectáculo una atmósfera sin igual. «La música, junto con la puesta en escena o los artistas, son tres partes que tienen que ir de la mano y que no funcionan una sin la otra». Para Lester, la música es «como un reloj que se ajusta al milímetros y a la perfección con los movimientos», porque son acompañantes pero también marcan ritmo, y sin duda una de las señas de identidad de Cirque donde toda la música es original y en riguroso directo.

El ‘regreso’ a los orígenes

Franck Hanselman es el director de la gira de Bazzar, y se confiesa encantado de este desembarco europeo de la producción, segunda vez en la que la ya icónica carpa de Cirque du Soleil visita la isla. Para Franck este es un show muy especial, Cirque du Soleil cumple 40 años y lo celebra volviendo a sus orígenes, a esos comienzos del circo en su vertiente más urbana y pura, donde el acróbata es el centro de atención.

Bazzar es un laboratorio ecléctico de infinita creatividad, donde «una alegre tropa de acróbatas, bailarines y músicos crea un show realmente inspirador». Este espectáculo es colorido, es un escenario sencillo y vibrante, que se acerca más que nunca al espectador para integrarlo entro de una producción llena de la magia artística y acrobática con la que nació hace 4 décadas Cirque du Soleil.

Balancín, bici acrobática, trapecio, acrobacias con fuego, slackline, suspensión capilar… el espectáculo también presenta un número de mallakhamb, deporte tradicional de la India, que combina yoga aéreo y gimnasia y que, por primera vez, se puede ver sobre un escenario de Cirque du Soleil, a la que se suman números de infarto, elegancia, pureza y la propuesta novedosa de una docena de propuestas.