Las tres muertes del cartero
Antonio Skármeta murió hace unos días, dejándonos un paisaje cada vez más desolador. Hay escritores de largas producciones y otros que con una sola novela se hacen inmortales. En el caso del chileno, su obra maestra, breve y profunda, originalmente se titulaba ‘Ardiente paciencia’. Descendiente de croatas, licenciado en filosofía y orteguiano confeso, Skármeta cierra con su desaparición la historia de tres muertes feroces: la de un novelista (él mismo) la de un poeta (Neruda) y la de su cartero (el actor italiano Massimo de Troisi).
Es difícil olvidar aquella hermosa película, ‘Il postino’: en la italiana Isla Salina, Mario Ruoppolo es un cartero cuyo único cliente es Pablo Neruda, exiliado a causa de sus ideas. Es tal la cantidad de correspondencia del chileno, que el cartero debe ir todos los días a la casa del poeta, por lo cual se establece una estrecha amistad entre ambos. Una sensual mujer sobrevuela por encima de las cartas, pero la fuerza de las conversaciones entre los dos protagonistas es tanta que la pasión se diluye en la belleza de las conversaciones. Al final, a Neruda se le autoriza a regresar a su patria y «desaparece» del escenario; años más tarde vuelve a la isla y se encuentra con la noticia de la muerte violenta del cartero por la brutalidad policial.
Lo que ocurre al otro lado de las cámaras es aún más triste: Troisi, el protagonista, había aplazado una cirugía cardíaca de urgencia y al día siguiente de terminar el rodaje, cuando todos celebraban el final, exhausto, se retiró a descansar. Lo hallaron muerto sobre las sábanas. Neruda, exiliado por sus ideas políticas, obtiene el Premio Nobel en 1971. Un par de años más tarde, Pinochet irrumpe a sangre y fuego, derroca al presidente Salvador Allende, impone su régimen de terror, y la deteriorada salud del poeta se agrava: muere una semana más tarde. Determinan cáncer de próstata.
Sin embargo, las sospechas de crimen aparecen de inmediato; una inyección letal, dicen, pudo ser la causa. Mal hicieron quienes en ese entonces solicitaron el estudio necrológico de los restos del poeta; algunos engrosaron la lista de los desaparecidos durante el brutal mandato del tirano. La casa del poeta en Isla Negra fue violada, saqueada, y sus libros quemados. Hago hoy mías las palabras del cartero: «¿Usted cree que el mundo entero es la metáfora de algo?»