Un 'Lago de los cisnes' impecable
Crítica de danza ‘El lago de los cisnes’ Música Piotr Ilich Chaikovski Libreto Vladimir Begichev y Vasily Geltser Coreografía Helgi Tomasson Escenografía y vestuario Jonathan Fensom Diseño de iluminación Jennifer Tipton Diseño de proyecciones Sven Ortel Caracterización, maquillaje y peluquería Michael Ward Dirección de orquesta Martin West Intérpretes Sasha de Sola, Aaron Robinson, Nathaniel Remez San Francisco Ballet, Orquesta Titular del Teatro Real Lugar Teatro Real, MadridDesgraciadamente, la efervescencia cultural que vive Madrid en los últimos años tiene en el ballet clásico de calidad una clara laguna. Por eso, la presencia de una compañía del nivel del San Francisco Ballet en un escenario como el Teatro Real y con un título como ‘ El lago de los cisnes ‘ -probablemente, el más célebre de los clásicos- supone, aunque no debería ser así, un acontecimiento.El San Francisco Ballet es una compañía nonagenaria creada en 1933; fue la primera compañía profesional de ballet de Estados Unidos. Durante casi la mitad de su historia, cerca de cuarenta años, la ha dirigido el islandés Helgi Tomasson , cuya huella, lógicamente, permanece todavía visible. Ha tomado su relevo la española Tamara Rojo -después de una excelente labor al frente del English National Ballet -, que quiere llevar a San Francisco su visión del ballet clásico como un arte que se ha de integrar a las formas dramatúrgicas del siglo XXI.El ‘Lago’ que se presenta en Madrid lleva todavía la firma de Tomasson, que lo montó por vez primera en 1988 y lo remontó en 2009. La versión es impecable, tanto por su limpieza mímica y narrativa -elige el final más trágico de entre los que se han llevado a cabo históricamente en esta obra, pero le añade un halo de esperanza-, como por el aspecto coreográfico, que ofrece muchas oportunidades de lucimiento a la compañía, además de mostrarse fiel al clásico de Marius Petipa y Lev Ivanov . Une el tercer y el cuarto acto en una rápida transición que pone a prueba al equipo técnico del teatro. Es una producción sobria dentro de su magnificencia; incluso podría decirse que casi esquemática en el tercer acto, pero que resulta muy eficaz.’El lago de los cisnes’ parte de una bellísima partitura de Chaikovski , evocadora y dramática, con momentos verdaderamente acariciadores y melodías conmovedoras. Escucharlas en el foso por una orquesta de la talla de la Titular del Teatro Real es, en esta ciudad, un lujo que no debería ser tal pero al que no están acostumbrados los aficionados madrileños, que han tenido que ver demasiado a menudo versiones de los clásicos servidas por música enlatada.El San Francisco Ballet es una compañía de un nivel extraordinario, y ‘El lago de los cisnes’ -que puede con gran facilidad convertirse en ‘La charca de los patos’ si sus intérpretes flojean- una excelente piedra de toque. La uniformidad de sus bailarinas en las escenas de los cisnes, quizás las más comprometidas en este aspecto, es impecable. Se echa de menos, sin embargo, algo más de fuerza y ritmo en su latido. Antonio Gades solía decir que la danza no está en los pasos, sino entre ellos, y al San Francisco Ballet le falta en algunos momentos dotar de emoción, de duende, su espléndido trabajo. Lo mismo se puede decir de Sasha De Sola , una bailarina de técnica extraordinaria, con un magnífico giro y un equilibrio espectacular. No se le puede poner un pero a su irreprochable trabajo -mejor como Odile que como Odette-, salvo esa emoción que convierte una actuación extraordinaria en una acuación asombrosa. No obstante, ovación y dos orejas para ella y el San Francisco Ballet.