Una aguja calentada a 100 grados para fulminar el cáncer de mama de Juana, la técnica pionera que estrenó el Hospital Clínico

Una aguja calentada a 100 grados para fulminar el cáncer de mama de Juana, la técnica pionera que estrenó el Hospital Clínico



Juana Pérez Ruiz ya tuvo que sufrir, hace 17 años, la calamidad de un cáncer de mama. Entonces, el tratamiento era complicado: radioterapia, quimioterapia y cirugía eran los más frecuentes, y tanto el proceso como la recuperación resultaron complicados. Ahora, con 83 años, una revisión rutinaria devolvió la pesadilla, esta vez en el otro pecho. Pero la medicina avanza imparable y Juana ha vivido esta vez una experiencia muy diferente: se ha sometido en el Hospital Clínico a una termoablación del tumor, un procedimiento ambulatorio, indoloro y que en pocos minutos y con anestesia local, la libró de la nueva amenaza.

La doctora Myriam Montes, médico radióloga de la mama en este centro sanitario público, lleva tres años aplicando este procedimiento: «Fuimos pioneros en Europa», recuerda. Ahora, se ha extendido a otros hospitales madrileños dada su eficacia: 25 pacientes en este tiempo en el Clínico, «y ninguna recidiva», apunta Montes.

El método es sencillo: se aplica de forma percutánea, con anestesia local, introduciendo una aguja guiada por una ecografía. Cuando llega al lugar donde se ha localizado el tumor, mediante microondas se genera calor muy intenso en la aguja –puede llegar a 100 grados centígrados, señala–, y el efecto que tiene es la necrosis celular del cáncer, sin dañar el tejido sano: «En vivo se ve cómo va desapareciendo el tumor, hasta convertirse en un borrón», señala la doctora.

El sistema, mínimamente invasivo, se aplica de momento sólo a determinados casos: a tumores de menos de tres centímetros, y a mujeres que por distintas circunstancias tienen descartada la cirugía –por edad, contraindicaciones de la anestesia general, etc–.

El calor extremo que se utiliza para esta termoablación del tumor de mama puede llegar hasta los 100 grados centígrados; eso sí, «es para una zona muy localizada, y tenemos unas tablas que indican qué potencia se tiene que aplicar, en función del tamaño tumoral», señala la doctora Montes.


Imagen de la mama con el tumor (izq.), y tras el tratamiento, sin rastro del cáncer (dcha)


TANIA SIEIRA

Para el posterior seguimiento de la paciente, y para poder valorar cualquier recidiva temprana, en el Hospital Clínico San Carlos cuentan con un nuevo aparato que realiza mamografías con contraste. La doctora Montes defiende el procedimiento porque «es menos agresivo, y además no es incompatible con otros tratamientos» que se pueden aportar simultáneamente. Vaticina que una vez esté suficientemente contrastado su uso, la termoablación del tumor mamario «se aplicará a más personas, y más jóvenes; será uno de los tratamientos del futuro».

Juana conserva, a sus 83 años, una enorme vitalidad y una curiosidad sin límites: no deja de preguntar detalles sobre el tratamiento. «En realidad, siempre me ha gustado mucho la Medicina; de hecho, me quedé con ganas de estudiarlo pero no pude por falta de medios».

Casada durante 64 años y viuda desde hace dos, su vida laboral estuvo vinculada al Laboratorio Made, en Madrid. De lo que pasó hace 17 años, con su primer tumor, a lo experimentado en esta segunda ocasión, hay todo un mundo. «Me lo hicieron el 4 de marzo de este año, y no dejaban de hacer que hablara, me hacían reir…».

Sensaciones

Toda la intervención se realiza sin pisar un quirófano, en un ambiente mucho más relajado y con anestesia local, y es similar a la realización de una punción. «Yo pensaba que con la aguja me estaban metiendo algún líquido, y resulta que era calor, pero yo no lo notaba, ni frío ni calor. Eso sí, la agujita que va pasando, eso lo notas», afirma la paciente.

La intervención en sí duró unos tres minutos, aunque todo el proceso, desde que entró en la sala hasta que salió, pudieron ser unos 15, calcula la doctora. Las mamografías del ‘antes’ y el ‘después’ evidencian cómo el tumor que existía cuando se inició la intervención, había desaparecido totalmente en la posterior imagen tomada.

La experiencia, afirma, ha sido mucho más ligera que su anterior intervención, y además «no le cogí miedo; eres tratadas por personas que te hacen olvidar la palabra cáncer», agradece.

La termoablación de tumores de mama se ha aplicado en el Hospital Clínico San Carlos, en los últimos tres años, a 25 pacientes, «y no ha habido ninguna recidiva», insiste Montes. La técnica es compatible con un posterior tratamiento de radioterapia, y también con el tratamiento hormonal durante 5 años, más habitual. Además, el tratamiento puede volver a aplicarse posteriormente, las veces que haga falta.

No obstante, también tiene límites: no se puede aplicar a todo el mundo, al menos de momento, sino sólo a pacientes seleccionadas. Y sobre tumores cuyo tamaño no exceda de los 3 centímetros. Resulta más económico que otros tratamientos, «sobre todo si se tiene en cuenta lo que supone una cirugía: un ingreso, una intervención, cuidados de la herida… Esto requiere de mucho menos personal también», destaca Montes.

La termoablación se ha convertido en la respuesta para aquellas mujeres que no pueden someterse a cirugía de mama y que hasta que comenzó a aplicarse esta técnica, «estaban en tratamiento médico de su tumor hasta que ya no se podía controlar la enfermedad», explica la doctora.

Esta solución, además, no deja ninguna secuela física o cosmética, y ofrece mejores resultados que el tratamiento farmacológico en solitario; este presenta una eficacia temporal sin llegar a frenar la enfermedad por completo, con el riesgo de que pudiera progresar la enfermedad y afectar a la piel o a la pared torácica, lo que termina haciendo necesaria la cirugía.

La experiencia de este tratamiento en el Clínico está dando resultados que califican en el hospital como «muy esperanzadores, ya que en los casos bien seleccionados no hemos detectado ninguna recidiva hasta el momento». No dejan tampoco cicatrices, y las complicaciones son infrecuentes. «Se trata de un procedimiento muy bien tolerado por las pacientes», que presenta la gran ventaja de que, al realizarse guiado por imagen, permite a los radiólogos tener en todo momento el control del procedimiento, y pueden ver que la ablación del tumor se produce de manera satisfactoria.

Fuente: www.abc.es