8 razones y momentos que hicieron a Iniesta infinito

La ‘revolución Iniesta’ en la final de Champions de 2006

A más de uno le temblarían las piernas si con 22 años entra con 45′ por delante para intentar remontar una final de Champions ante el Arsenal. No a Iniesta, que demostró su desparpajo entre los Henry, Fábregas, Pirés y demás ‘gunners’ para que los azulgrana conquistaran su segunda ‘Orejona’, con involucración directa en ambos goles. En el primero es quien conecta con Larsson antes de que el sueco asista a Eto’o y en el segundo Belletti caza un rechace a un disparo del de Fuentealbilla en el inicio de la jugada con la que el Barça conquistó París.

El primer gol con España, en el ‘Teatro de los Sueños’

Su primer tanto con España imitó en parte, cosas del destino, al mítico que le convirtió en leyenda en Sudáfrica. Un control, esta vez fuera del área, acompañado de un remate plástico hizo que Ben Foster, portero de Inglaterra, no pudiese hacer nada por evitar el gol del albaceteño. El primero de los 14 que estarían por venir.

La madre de todas las ‘croquetas’

Nadie hace las ‘croquetas‘ como Iniesta. Un gesto clásico. Una filigrana inimitable. Un movimiento tan mágico como sencillo (como él). Dos toques (tac-tac) que pueden dejar a un rival por los suelos. Durante tantos años han sido varios los que han caído en el truco del genio. La mejor ración la sacó en un España-Bélgica de 2008, cuando se zafó del portero con una de sus especialidades: fue la ‘madre de todas las croquetas’. Como dice Emillo Butragueño en el vídeo con esa jugada que encabeza esta noticia: «Una acción propia de Maradona». Aquí os dejamos el resumen de aquel partido, con una alineación que incluye a gran parte de la mejor generación de futbolistas que ha tenido la selección.

Bailando en Moscú

Tiene mérito que casi 10 años después, un simple regate de Iniesta siga haciéndose viral y sea casi más recordado que los 3 goles que anotó el FC Barcelona en el mismo partido. La sencillez y naturalidad con la que el de Fuentealbilla puso a bailar a los jugadores del Spartak de Moscú en un partido de fase de grupos de la Champions 12/13 sigue sorprendiendo a día de hoy.  Pudo ser en el teatro Bolshói pero fue en el estadio olímpico Luzhniki donde Andrés dejó una jugada que podría resumir en 14 segundos la amplitud de recursos técnicos con los que contaba el centrocampista: una ‘croqueta’, una pisada y un ‘caño’.

Una foto ‘a lo Oliver y Benji’

Frenar a Iniesta siempre ha sido una tarea de riesgo. Demostró que te podía dejar por los suelos, humillado por un simple toque. Del Estadio Olímpico de Kiev no sólo se trajo la Eurocopa de 2012, con la que completó el ‘triplete’ Euro-Mundial-Euro, también consiguió una foto para la posteridad, rodeado de italianos frustrados que intentaban pararle. Ojo a los nombres que le rodean, Chiellini, Bonucci, Motta, Marchisio, Barzagli y Maggio.

Pionero en priorizar la salud mental

«Sigo yendo a terapia porque necesito arreglarme conmigo mismo» dijo Andrés Iniesta hace unos años. Un jugador que también hablaba claro fuera de los terrenos de juego y no se escondió a la hora de hablar de salud mental cuando no estaba tan en el foco como en la actualidad.

La prematura muerte de su amigo, Dani Jarque, el 8 de agosto de 2009, golpeó al jugador tan fuerte que rozó la depresión y a punto estuvo de dejar el fútbol. Los dos mejores goles de su vida llegaron unos meses después, e Iniesta, en un acto de infinita humildad y homenaje, se acordó de su amigo. Álvaro Morata dio las gracias al propio Iniesta y a Bojan por ayudarle durante la Eurocopa de 2024.

El último gran baile de Iniesta, en la final de Copa del 2018

La final de la Copa del Rey de 2018 fue el colofón de la carrera de Andrés Iniesta: su último gol en el fútbol español, exhibición de recursos y su segundo trofeo levantado como capitán. Sus lágrimas tras ser sustituido emocionaron a todos los aficionados azulgrana. Seis días después anunciaría que se marchaba del club de su vida a final de temporada.

Iniesta, el hombre tranquilo… Incluso en su despedida

En su gran despedida del Barça dejó una imagen memorable y llena de aura. El centrocampista se fue allí donde fue feliz futbolísticamente. Sentándose en solitario en el centro del césped del Camp Nou donde estuvo casi cinco minutos sólo para despedirse definitivamente del campo que tantos trucos le vio realizar. Los focos se apagaron y sólo quedó él y el silencio que dejaba en el mundo del fútbol europeo, antes de embarcarse en su aventura por Japón.